G E N I O

Frotar la lámpara

Por: Ramiro García.

    —Eh, vos, Genio

    —¿Que cosa?

    —Eso

    —No sé a qué te referís

    —Bueno, ya sabés

    —No, si no te explicás, no lo sé

    —Todo eso que te conté hace un rato

    —Ah, ¿a ella te referís?

    —Y sí, ¿a quien más si no?

    —Bueno, depende

    —¿De qué depende? Sé más claro, por favor

    —Depende de que entiendas vos por amor

    —Bueno, no me la compliques…

    —No, no me la compliques, no

    —Y sí, te pregunto algo concreto y me venís con excusas

    —No es así, y te repito, depende…

    —Pero a ver… ¿de qué?

    —Depende de muchas cosas

    —A ver… GENIO DEL AMOR, decíme una al menos, UNA

    —Depende de vos, y ahí ya tenés como para entretenerte un rato

    —¿Depende de mí?, si yo nunca tuve dudas...

    —Según como lo mires, o mejor, según del lado que lo mires

    —Si es amor, hay un solo lado... Bueno, a veces puede ser que sean dos

    —Ahá, entonces: ¿ella podría estar preguntándose lo mismo?

    —¿Preguntándose qué cosa?

    —Eso mismo, si es amor, o si no lo es

    —Bueno, si queremos, esa duda puede transformarse en eterna, en algún punto

    —Yo no lo creo, pero no lo compliquemos, bajemos el argumento al aquí y ahora

    —Digo, mirándolo de su lado, es verdad, ella puede estar preguntándose lo mismo, correcto

    —Vamos avanzando entonces, ahora pregunto yo: más allá de los puntos de acuerdo, de lo que les hace bien compartir, cuando sienten que el vínculo está incompleto ¿eso también es amor?

    —Bueno, no me cambies el eje, Dr. Amor… Se trata de una construcción de a dos, siempre, y una cosa no quita la otra, por ejemplo, yo no dudo que amo cuando amo

    —Quizás eso en vos sea muy cierto, tan cierto como que otra persona en tu lugar pueda sentir dudas cada vez que se encuentre frente a algún aspecto del vínculo que no avanza

    —Pero son dos cosas distintas...

    —Aunque sean distintas, si nunca me animo a poner en duda la primera, cabe la posibilidad de que resulte imposible abordar seriamente la segunda, ¿soy claro?

    —Bueno, pero eso sería jugar con fuego, o mejor dicho, sería anteponer el cálculo al sentimiento, situar la razón sobre el amor…

    —Bien amigo, veo que ya te diste cuenta, no todas las personas sienten o estructuran sus pensamientos de la misma manera, algunas inclusive pueden ser muy distintas a vos, aunque te amen con locura

    —Pará, pará, pará… ¿Entonces para vos sí es amor?

    —Yo nunca lo puse en duda

    —Eh, no me jodas entonces...

    —No sé si eso es lo importante ahora, pero para animarse a cuestionarse estas cosas que estamos hablando, el amor quizás sea tan grande como ese elefante que tenés en frente y no estás pudiendo ver.

RG
12/18